Del Trauma Infantil al Cuidado Compasivo

Cómo mi Investigación sobre Trastornos de la Personalidad y Adicciones Conductuales Da Forma a mi Trabajo Hoy

Por Claudia Barton, BCBA, LBA, CTP

Cuando comencé mi maestría en psicología con énfasis en análisis de conducta, sabía que quería que mi investigación fuera más que teorías en papel. Quería estudiar algo que me importara — algo que me ayudara a comprender a las personas que amaba y, a su vez, a las personas a las que algún día serviría.

Por eso elegí enfocar mi trabajo final en cómo los trastornos de la personalidad median la relación entre el trauma infantil y las adicciones conductuales.
Era académico, sí — pero también profundamente personal.


Por Qué Elegí Este Camino

Al crecer, mi padre luchaba contra el alcoholismo. No tenía el lenguaje para nombrarlo entonces, pero sabía que su manera de beber no se trataba solo de alcohol — se trataba de dolor. Quería entender por qué algunas personas, frente a las dificultades, recurren a sustancias o conductas compulsivas para sobrellevarlas.

Esa curiosidad se convirtió en mi brújula. Quería saber:

  • ¿Cómo moldea el trauma infantil el cerebro y la personalidad?

  • ¿Por qué algunas personas desarrollan conductas de afrontamiento desadaptativas como la adicción?

  • ¿Cómo influyen los trastornos de la personalidad en ese camino?

  • Y lo más importante: ¿Podemos cambiarlo?


Cómo el Trauma Moldea el Cerebro

El trauma — especialmente en la infancia — no deja solo cicatrices emocionales. Reconfigura el cerebro.
Cuando un niño crece en un entorno crónicamente inseguro o inestable emocionalmente, el cerebro se adapta para sobrevivir.

Algunos de los cambios que estudié incluyen:

  • Detección de amenazas sobreactivada — la amígdala se mantiene en alerta constante, incluso en situaciones seguras.

  • Regulación subdesarrollada — la corteza prefrontal (responsable de la toma de decisiones y el control de impulsos) no alcanza a desarrollarse plenamente.

  • Desequilibrio de hormonas del estrés — los niveles de cortisol pueden permanecer elevados, desgastando el cuerpo con el tiempo.

¿El resultado? Un sistema nervioso que lucha por descansar, confiar y autorregularse — incluso décadas después.


Los Trastornos de la Personalidad como Mediadores

A través de mi investigación, aprendí que los trastornos de la personalidad a veces actúan como un “puente” entre el trauma temprano y las adicciones posteriores.

Si el trauma moldea la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo, los trastornos de la personalidad pueden convertirse en el patrón a largo plazo que surge de ello. Pueden influir en:

  • Cómo manejamos las emociones

  • Cómo nos relacionamos con los demás

  • Cómo percibimos amenazas y seguridad

  • Qué estrategias de afrontamiento elegimos

Y con frecuencia, cuando la regulación emocional se siente imposible, las personas recurren a algo externo para obtener alivio — ahí es donde entran las adicciones conductuales.


Por Qué me Centré en el Alcoholismo

Aunque estudié varias adicciones conductuales — juego, compras compulsivas, dependencia del internet — mi especialidad se convirtió en el alcoholismo, porque era el que había vivido más de cerca.

El alcohol, al igual que otras sustancias, puede brindar un alivio temporal al adormecer el dolor emocional y calmar el sistema nervioso. Pero es efímero. Con el tiempo, puede dañar relaciones, salud y autoestima — generando más dolor y un ciclo increíblemente difícil de romper.

A través de mi investigación, empecé a ver a mi padre no como “solo” un alcohólico, sino como un hombre cuyo trauma infantil probablemente le dejó pocas herramientas de regulación emocional y seguridad.
Ese cambio de perspectiva transformó mi juicio en compasión.


Cómo Esta Investigación Me Transformó

Estudiar el impacto del trauma en el cerebro, y cómo se conecta con los patrones de personalidad y la adicción, me dio una nueva lente:

  • Comprendí más profundamente a mis padres — sus conductas, sus luchas, su humanidad.

  • Me comprendí a mí misma — cómo mi propia infancia moldeó mis respuestas, miedos y fortalezas.

  • Y desarrollé una compasión profunda por todas las personas que cargan con historias invisibles.

También me mostró que el análisis de conducta podía ir mucho más allá del apoyo al autismo. Servimos a todos. Trauma, adicción, dificultades en las relaciones, ansiedad — todos son patrones conductuales moldeados por la experiencia y el entorno.


Por Qué me Convertí en Profesional Certificada en Trauma

Cuanto más aprendía, más me daba cuenta:
El análisis de conducta y el trabajo con trauma no son mundos separados — están destinados a integrarse.

  • El análisis de conducta nos ayuda a ver patrones y cambiarlos.

  • El trabajo con trauma nos ayuda a entender por qué esos patrones existen en primer lugar.

Convertirme en Profesional Certificada en Trauma fue mi manera de entrelazar estas disciplinas para ofrecer un cuidado científicamente sólido y profundamente compasivo.

Ahora, ya sea que trabaje uno a uno con clientes, cree planes de bienestar o guíe a alguien en un ritual de regulación del sistema nervioso, mi enfoque está informado por ambos mundos.


Lo Que Esto Significa para Mi Trabajo Hoy

Cuando ayudo a alguien a construir hábitos más saludables, no pienso solo en la conducta frente a mí — pienso en el sistema nervioso debajo de ella y en la historia que lo moldeó.

Cuando alguien lucha por “mantener la constancia” en el autocuidado, no recurro de inmediato a estrategias de cumplimiento — busco los patrones de trauma, los detonantes, las necesidades no satisfechas.

Y cuando diseño herramientas o rutinas de bienestar conductual, las construyo para reforzar seguridad, autoconfianza y autonomía — porque esas son las bases del cambio real y duradero.


Reflexión Final

No elegimos nuestras infancias. No elegimos la manera en que nuestro cerebro se adaptó para sobrevivirlas. Pero como adultos, sí podemos elegir comprendernos — y comprender a otros — a través de una lente de compasión.

Mi investigación me enseñó que las conductas de afrontamiento desadaptativas, ya sea el alcohol o cualquier otra adicción, son a menudo estrategias de supervivencia, no fallas morales.
Y con el apoyo adecuado, nuevas habilidades y un entorno seguro, el cambio es posible.

Esa creencia da forma a todo lo que hago ahora como BCBA, Profesional Certificada en Trauma y Coach de Bienestar Conductual.
Porque cuando entendemos el por qué, podemos cambiar el cómo — y crear vidas que se sientan lo suficientemente seguras como para realmente vivirlas.


🧡 Una Nota Personal sobre Mi Papá

Mi papá fue un padre increíble. Aun cuando el alcoholismo estuvo presente, un día dejó de beber de golpe y nunca volvió atrás. Fue un hombre maravilloso en mi vida — mi fundamento — y siempre tuve un hogar al cual regresar, sin importar lo que pasara.

En sus propias palabras:

"No importa lo que pase en la vida, siempre tendrás mi casa a la cual volver."

Esa seguridad incondicional moldeó mi propia creencia de que la sanación comienza con un lugar seguro donde aterrizar.

Back to blog

The Science Behind Health & Wellness

Why behavior matters. Why healing is possible. Why small steps work.

When we think of health and wellness, we often think of the body — nutrition, sleep, hydration, movement. But at the core of every lasting change is something deeper: behavior.

As a Board Certified Behavior Analyst (BCBA) and Certified Trauma Professional (CTP), I view health and wellness through a scientific and compassionate lens. I don’t just ask what someone is doing — I ask why.

That’s where the real healing starts.

Why Behavior Matters in Wellness

Every time you choose to care for yourself — by applying a salve, setting down your phone, or pausing to breathe — you’re engaging in a behavior. These actions might seem small, but over time, they shape patterns. Patterns become habits. Habits become a lifestyle.

Behavior analysis teaches us that change doesn’t happen all at once — it happens one moment at a time, with reinforcement, consistency, and care.

The Nervous System & Trauma-Informed Support

For many of us, especially those with trauma histories, even the simplest self-care routines can feel overwhelming or unfamiliar. That’s why trauma-informed care matters. It reminds us that healing isn’t just about doing more — it’s about feeling safe enough to begin.

Behavioral wellness honors the body’s signals, works with the nervous system, and builds safety through predictable, gentle routines. When we approach wellness with compassion and structure, we help the body and mind slowly unlearn survival and relearn connection.

The Foundation of Behavior-Based Wellness

In behavior science, we use tools like:

  • Reinforcement to encourage healthy habits (rewarding what we want to see more of)
  • Prompting and shaping to help build routines gradually
  • Environmental design to make wellness easier and more accessible
  • Data and reflection to track what’s working — and why

These aren’t just clinical strategies. They can show up in your daily life as:

  • A lavender roller next to your bed to signal rest
  • A gentle balm you use after brushing your teeth to mark the end of your day
  • A sensory spray that helps your child transition more smoothly
  • A mantra you whisper each morning as a private moment of grounding

Why This Matters

Because true wellness isn't about extremes.
It’s about repeatable, nourishing actions that help you feel more like yourself.

And the science is clear: when we build wellness routines around behavior, not pressure, we make healing more accessible — for children, for parents, for everyone.

This is the foundation of my work and the intention behind every product I create. I want to help you feel safe in your routines, confident in your care, and connected to the deeper why behind the choices you make.

Mini Mantra:

“Small acts. Safe patterns. Lasting change.”

Shop