Cómo Construir una Rutina de Sanación Usando la Ciencia del Comportamiento
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Por Claudia Barton, BCBA, LBA, CTP
Hábitos simples y sostenibles para apoyar la regulación emocional y la autocompasión.
Hay un tipo de poder silencioso en las rutinas que repetimos — la manera en que nos lavamos la cara, tomamos té, encendemos una vela o respiramos antes de responder. Estos pequeños momentos pueden parecer insignificantes. Pero para el sistema nervioso, lo son todo.
Como Analista de Conducta Certificada y Profesional Certificada en Trauma, he pasado años ayudando a otros a entender por qué hacen lo que hacen — y cómo transformar conductas que ya no les sirven. Pero no fue hasta que comencé a aplicar esas mismas herramientas a mi propia sanación que comprendí: la ciencia del comportamiento no es solo clínica. Es profundamente personal. Y cuando se combina con la compasión, se convierte en un camino hacia la transformación.
Este artículo es una invitación a construir tu propia rutina de sanación — una basada en el bienestar conductual, la estructura suave y un autocuidado que te encuentre donde estás.
Paso 1: Identifica lo que Estás Reforzando
En el análisis de conducta, sabemos que lo que se refuerza, se repite. Esto aplica a los hábitos, patrones de pensamiento, respuestas emocionales — incluso a la manera en que nos hablamos a nosotros mismos.
Haz un inventario amable de tu día:
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¿Qué conductas estás reforzando sin darte cuenta (ej., revisar el celular cuando estás ansioso, saltarte comidas, autocriticarse)?
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¿Qué momentos traen alivio, calma o orgullo — pero no se repiten lo suficiente?
Práctica sugerida: Escribe una conducta que te gustaría aumentar, como “pausar para respirar antes de reaccionar” o “lavarme la cara antes de dormir.”
Paso 2: Ancla tu Nueva Rutina en Algo que ya Haces
A esto se le llama habit stacking, y es muy poderoso.
Elige una conducta que ya realices de manera consistente — cepillarte los dientes, preparar café, encender tu difusor — y apila tu nuevo hábito de sanación sobre ella.
Ejemplos:
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Después de cepillarte los dientes → aplica tu bálsamo calmante y repite un mantra.
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Mientras preparas té → haz tres respiraciones de arraigo o estira los hombros.
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Antes de revisar tu teléfono por la mañana → abre la ventana y nombra una cosa por la que estés agradecido.
Al cerebro le encanta emparejar. Repetición + previsibilidad = seguridad.
Paso 3: Moldea el Progreso, No la Perfección
El moldeamiento es un pilar del cambio conductual. Significa reforzar aproximaciones pequeñas hacia la conducta deseada hasta alcanzarla.
Por ejemplo, si tu meta es comenzar un ritual nocturno de relajación, en lugar de proponerte 30 minutos desde el inicio, prueba esto:
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Días 1–3: Enciende una vela y aplica aceite corporal.
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Días 4–6: Agrega música relajante o escritura en un diario.
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Día 7 en adelante: Avanza hacia una rutina sensorial completa.
Conexión con The Kind Body™: Rituales como aplicar tu bálsamo de Luna & Lavender™ o ungüento de Root & Radiance™ pueden convertirse en señales conductuales — anclas sensoriales que indican seguridad y descanso a tu sistema nervioso.
Paso 4: Usa un Reforzamiento que Realmente te Importe
No basta con saber qué hacer — necesitas un por qué que se sienta real. El reforzamiento no siempre es una recompensa; a veces es la sensación de algo bueno después de un esfuerzo.
Pregúntate:
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¿Cómo quiero sentirme después de este hábito?
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¿Qué lo haría más fácil de repetir mañana?
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¿Puedo emparejarlo con algo placentero — como té, música, un diario favorito o tiempo al aire libre?
Ejemplos de Reforzamiento Suave:
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Un bálsamo que huele a lavanda y seguridad.
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Una palomita en tu planificador.
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Decirte en voz alta: “Estoy orgulloso de mí por presentarme hoy.”
Paso 5: Registra con Amabilidad, No con Crítica
Registrar conductas no es sobre ser perfecto — es sobre notar patrones y darte la información para ajustar con amor.
Puedes llevar un registro de tus hábitos de sanación usando:
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Un diario simple
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Un rastreador imprimible (como el que ofrezco abajo)
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Una aplicación de hábitos que permita recordatorios con afirmaciones
Observa qué te ayuda y qué no. Celebra lo que hiciste, no lo que omitiste.
Reflexión Final: La Conducta es el Lenguaje de la Sanación
La forma en que transitamos nuestros días se convierte en la historia que le contamos a nuestro cuerpo. Sanar no requiere cambios dramáticos. Pide pequeñas acciones intencionales — repetidas con cuidado.
Cuando tratamos las rutinas como rituales, les damos significado. Cuando moldeamos la conducta con amabilidad, reconfiguramos nuestra vida.
Y cuando elegimos consistencia sobre perfección, comenzamos a creer que la sanación es posible — no solo para otros, sino también para nosotros mismos.
Mereces una rutina que te restaure.
Mereces hábitos que te sostengan.
Mereces sentirte bien en tu cuerpo — no solo a veces, sino cada día.